Un intendente kirchnerista se puso firme con los «pibes» de La Cámpora y estalla el Oeste del Conurbano
Apenas pudo empezar a revisar los sueldos que se habían puesto los cuatrocientos militantes de La Cámpora que trabajan en su localidad, Juan Zabaleta les pidió que revieran porqué tenían módulos especiales. Finalmente, los dio de baja y unas cien personas se manifestaron en Hurlingham.
Casi un centenar de militantes de La Cámpora de Hurlingham, sin ninguno de los cuatro gremios municipales en el lugar, protestaron este viernes en las puertas del municipio, ubicado en Pedro Díaz al 1700, porque el intendente Juan Zabaleta revisó la situación laboral y los haberes de unos cuatrocientos empleados públicos que tenían incorporados módulos especiales por pertenecer a la agrupación que conduce Máximo Kirchner.
Este distrito del Oeste del Gran Buenos Aires será el caso testigo de otros tantos que mostrarán cómo se revolverán las tensiones políticas dentro del Frente de Todos. «Te juro que no fue una resolución que tomamos en caliente… Veníamos conversando, le pedimos que revisaran todo pero no hubo caso. Y la verdad, la plata hay que cuidarla».
Estos empleados municipales, a los que el interino de Zabaleta durante su mandato en el Ministerio de Desarrollo Social, Damián Selci incorporó o elevó de categoría, recibieron horas extras y plus salariales por diferentes asignaciones especiales, pero ahora percibieron el mes de diciembre con lo que le marcaba su contrato original.
El actual jefe comunal se enteró del malestar que había causado su decisión justo cuando volvía a poner en funcionamiento diez camas que habían quedado fuera de servicio por problemas presupuestarios en el hospital municipal.
Habitualmente, en las administraciones públicas, aquellos trabajadores y funcionarios de mayor confianza, ya sean del intendente, gobernador o secretario, perciben un plus por diferentes cuestiones, fundamentalmente por un ítem no contemplado oficialmente, que es la predisposición tiempo completo para cubrir cualquier urgencia ya sea política como administrativa. O simplemente, porque pertenece a la estructura política oficial.
A veces, dentro de la ley y otras muy al borde, esa predisposición es compensada con lo que habitualmente se conoce como horas extras, aunque en algunos casos se llegan a falsear certificaciones de estudios y otros conceptos para “inflar” el salario.
Simplemente Zabaleta retrotrajo los haberes de unos cuatrocientos empleados y contratados a la situación previa a su licencia para asumir en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, en junio de 2021. El personal con ingresos que superaban su foja de servicios fueron incorporados al municipio, mayoritariamente, durante la gestión de Selci.
Desde marzo del año que termina el exministro de Desarrollo venía dialogando con los jefes políticos de quien quedó interinamente a cargo de la intendencia, el segundo de Luana Volnovich en el PAMI, Martín Rodríguez, y Máximo Kirchner.
Al parecer, o Zabaleta no fue muy claro o sus interlocutores no le creían cuando les anticipó que antes de fin de año él iba a reasumir en el territorio. Cuando lo hizo, la mayoría de los secretarios y funcionarios de firma como el Tesorero y el Contador, que habían sido removidos para poner a uno de la confianza camporista, se negaron a renunciar.
Eso trajo aparejado una tensión política que se verificó en la reasunción del intendente, y en la posterior elección de autoridades del concejo deliberante local y en la manifestación última de la dupla Rodríguez-Selci de competir dentro o fuera del Frente de Todos para ganarle al jefe comunal reelecto en 2019.
Resuelto el alejamiento de varios funcionarios ubicados en lugares claves, este es el primer mes de gestión “plena” del zabatelismo desde su regreso al poder municipal. Y apenas se revisaron exhaustivamente los expedientes, saltaron estos excesos que también produjeron el reclamo de algún sector de uno de los cuatro gremios municipales.
Hurlingham será uno de los escenarios donde el camporismo y el peronismo tradicional competirán en una PASO. Así lo había pedido Zabatela, inclusive, cuando se discutieron las autoridades partidarias del PJ local. Nadie suponía que se iba a disparar tan pronto.