Tras otro domingo electoral, crece la tendencia del voto en blanco y la abstención en las provincias
Los comicios en diferentes distritos muestran una caída significativa de la cantidad de personas que van a sufragar y, por otra parte, reflejan el hartazgo y las dificultades para tentar a la ciudadanía
La antipolítica como rechazo a los candidatos parece ser la gran elector durante 2023 en la Argentina. Está presente en las charlas de café, en los almuerzos familiares y en las conversaciones en los lugares de trabajo.
Este fenómeno, que se observa en otros países del mundo y se fue cristalizando en el crecimiento de los partidos de derecha, no parece encaminarse en el mismo sentido en la Argentina.
Los sectores libertarios, que hacen una bandera de ese discurso de cansancio, no logran sumar un caudal de votos importante y lo que está mostrando un número significativo y en alza -y genera preocupación en los bunkers electorales de todas las fuerzas- son los porcentajes de voto en blanco y de abstenciones que se observaron en las elecciones provinciales. En ese punto, es donde parece reflejarse el sentimiento “antipolítico” del elector argentino.
El voto en blanco creció en ocho de las doce provincias que fueron a las urnas en las últimas semanas. La tendencia se hizo fuertemente visible en Tierra del Fuego, Río Negro y Jujuy, según el recuento de datos oficiales. En la Isla, el voto blanco quedó en segundo lugar con el 21,1% del total de los sufragios emitidos. Cuatro años antes, en 2019, había sido de 7,1 el porcentaje de votos en blanco
En el caso de Jujuy el voto en blanco casi que se duplicó teniendo en cuenta las elecciones para gobernador de 2019. En ese momento, el 4,9% de los votos emitidos fueron en blanco; cuatro años más tarde, el porcentaje se elevó al 8,1 por ciento.
En el caso de Río Negro se multiplicó por seis, pasando de 1,3% en 2019 a 6,7% en las elecciones que se desarrollaron este año el pasado 16 de abril.
Otras provincias que mostraron un crecimiento en este voto, sin importar la cantidad de opciones que se presentaran, fueron La Pampa, Salta, Misiones, Formosa y San Luis. En el primero de los casos pasó de 5,1% a 6,2%, en el segundo caso, el crecimiento fue de 3,1% a 5,5% de votos en blancos. En cuanto al voto en blanco en Tucumán, la diferencia fue muy poca: en el 2019 fue del 2,99% (30.954 votos) contra 2,95 % de ayer (26.010 votos). En la tierra de Gildo Insfrán, en el 2019 el voto en blanco fue de 3,6% mientras que este año ascendió a 4,24%. Por último, Misiones pasó de 3,2 a 4,3% en solo cuatro años.
Un caso particular es el de Neuquén, en donde casi no hubo modificación en la cantidad de votos en blancos, ya que en 2019 fue del 3,6% del total de los votos emitidos y este año fue de 3,5 por ciento.
En el pelotón de los que lograron revertir esta tendencia se encuentran Córdoba, Formosa y La Rioja. En la provincia mediterránea se pasó de un 5,8% de voto en blanco en 2019 a 4,9% este año, mientras que Formosa lo redujo a la mitad, de 7,5% a 2,3% respectivamente. En donde la caída es mayor es en La Rioja, que en 2019 el 8,5% del padrón votó en blanco y este año lo hizo el 4,9 por ciento.
Baja la participación electoral
Pero aunque los votos en blancos muestran un descontento con la oferta electoral, el dato más preocupante tiene que ver con la caída en los niveles de participación que se viene registrando en las provincias.
En diez de las doce provincias donde se votó para elegir gobernador cayó la cantidad de gente que, aún estando en el padrón y habilitados, no se presentaron a votar, marcando una apatía aún mayor que la de votar en blanco.
Sólo Salta incrementó la cantidad de electores respecto de las elecciones de 2019, pero lo hizo en un número muy bajo, pasando del 68,7% del padrón al 69.5% del total entre 2019 y 2023.
Jujuy fue el caso más extremo. Cuando se eligió a Gerardo Morales en 2019 el nivel de participación alcanzó al 84,7% del electorado, mientras que este año ese número cayó al 74,7 del total, una merma de diez puntos porcentuales entre una y otra elección.
Una situación similar vivió La Rioja, que pasó de una participación del 80,8% del electorado en 2019 a el 701,1% cuatro años más tarde.
Las elecciones en San Luis también mostraron una merma, pasando de 77,5% a 76.2% entre 2019 y 2023, Lo mismo sucedió en La Pampa (77.3% versus 73,9%); Misiones (78,5%-71%), Neuquén (77,9%-76,2%), Río Negro (73,7%-68,1%); San Luis (77,5%-76.2%), Tierra del Fuego (73.8%-71,2%), Formosa (75,4%-74,8%) y Tucumán (48,5% a 80 por ciento).