Sergio Massa mantiene la convicción de que irá al balotaje, pero afronta el final de la campaña con incertidumbre
En el oficialismo creen que son los mejores posicionados para una segunda vuelta frente a Milei, aunque crecen las dudas sobre el impacto real que tendrá la situación económica
Falta una semana y algunas horas para que se lleve a cabo la elección. El momento esperado. El que podría definir al próximo presidente de los argentinos o el que derivará en un balotaje el 19 de noviembre. En Unión por la Patria (UP) hay un mezcla extraña de sensaciones. Optimismo, ansiedad, preocupación, incertidumbre, dudas.
La línea del tiempo de las últimas tres semanas tuvo hechos negativos para el oficialismo que cambiaron el ánimo en algunos sectores. A grandes rasgos, desde las PASO hasta el escándalo de Martín Insaurralde en el peronismo había satisfacción por lo hecho por Sergio Massa en el escenario electoral.
Primero hubo un largo silencio de la dirigencia, producto del estado de shock, y luego se empezó a construir una campaña más ordenada y propositiva. El ministro de Economía salió a hablar a los pocos días de la derrota en las elecciones primarias y rápidamente se puso al frente del armado electoral para la segunda etapa.
Los gobernadores del PJ organizaron una cena y un acto en Tucumán donde hubo autocrítica y le juramentaron a Massa mejorar la performance electoral, después de que el mapa argentino se pintara del violeta de La Libertad Avanza (LLA). En esos días el ministro de Economía anunció una batería de medidas para recomponer el salario luego de devaluar 22%. Había una reacción concreta y múltiples acciones.
Massa había ganado la agenda y afinado el discurso, ya sin el peso de cerrar el acuerdo con el FMI, consumado en la antesala de las PASO. Por eso estuvo más cómodo y dedicó más tiempo a su rol de candidato. Esos movimientos generaron un clima optimista que recibió su primer golpe el sábado 30 de septiembre cuando se desató el escándalo del ex jefe de gabinete bonaerense. Marbella, Sofía Clerici, el champagne y el yate. Las fotos y los videos.
En el peronismo entienden que el conflicto se encapsuló rápido y evitó una crisis política de magnitud, pero aunque en el búnker de UP aseguren que no les impactará en la elección, entre intendentes y gobernadores hay dudas sobre si realmente será así. No lo tienen claro y entienden que es imposible saberlo antes de la apertura de las urnas.
Quizás una descripción ajustada a esa incertidumbre sea la que pronunció un importante referente social con militancia en el peronismo. “Lo de Insaurralde no nos va a impactar tanto. La corrupción escandaliza a la clase media, pero no al pobre. Esta semana lo que más duro fue el aumento del dólar blue porque la gente sabe que va a los precios”, expresó.
El dólar blue funciona como un termómetro. Si aumenta vertiginosamente genera inestabilidad y, en consecuencia, la sensación de que el Gobierno no está en control de la situación. Muchos consultores coinciden en marcar que el dato de la divisa paralela aparece como un tema importante en encuestas y focos group. Aunque la gran mayoría de los argentinos no tengan margen para poder ahorrar o invertir.
El quiebre que generó lo de Insaurralde fue seguido por la corrida cambiaria que hizo que la divisa paralela rompa el techo de los $1000 y por el 12,7% de inflación de septiembre, una cifra impensada meses atrás. El dato inflacionario más alto de la gestión del oficialismo se conoció diez antes de la elección que podría definir si siguen o no en el poder por cuatro años más. El contexto, claro está, no es el más propicio.
Eso tres hechos abrieron un ronda de preguntas en el peronismo. ¿Milei puede ganar en primera vuelta? ¿Y si gana por una diferencia amplia pero saca la diferencia necesaria, cómo llegamos al balotaje? ¿Existe la posibilidad de que Bullrich se meta en el balotaje? ¿Y si salimos terceros? ¿Y si es Massa el que sale primero en la general? Nadie tiene respuestas, solo hay convicciones. Y la principal convicción que hay en el oficialismo es que ingresarán segundos en el balotaje.
Los números de las encuestas que reciben siguen siendo favorables porque los posicionan en el segundo escalón y cerca de Milei. Motivo por el que siguen insistiendo con que la candidata de Juntos por el Cambio no tiene posibilidades de meterse en la segunda vuelta. En el búnker hay más optimismo que en el resto de los anillos de dirigentes territoriales que conforman el espacio político, que ven una elección difícil y tienen mayores dudas sobre el desempeño que pueda tener Massa en este contexto.
“Llegamos a la elección cagados a palos. Pero también esta semana Milei expuso su alto nivel de irresponsabilidad. Eso la gente lo percibe”, sostuvo un funcionario de La Cámpora. En el oficialismo también ven que desde las PASO a esta parte la sociedad ha podido percibir con mayor exactitud el riesgo de llevar al libertario a la Casa Rosada. Sus formas y sus acciones retratan la imprevisibilidad.
¿Si a Milei se le caen votos, a dónde van a parar? En el peronismo asumen que algunos votos pueden volver a Massa – porque el libertario les comió un sector del electorado más popular -, pero también saben que Bullrich puede absorber votos que busquen un cambio. De todas formas, siguen creyendo que está lejos de ingresar al mano a mano final. Ni siquiera con esos hipotéticos votos creen que podría dar el salto.
El impacto de la inflación y el aumento del dólar
“La inflación no va a impactar en el voto. Es parte de la cultura argentina. A la gente lo que le importa es que tiene trabajo”, advirtió un dirigente muy importante del esquema de campaña de Massa. El dato de inflación volvió a golpear al Gobierno, aunque puertas adentro consideren que el nuevo aumento no tendrá consecuencias electorales.
La inflación del mes de septiembre fue de 12,7%. En los últimos doce meses hubo un 138,3% de inflación. En los últimos sesenta días un 25,1%. Los datos son malos. Todos. En el oficialismo lo anticipaban desde hace varios días, aunque un mes atrás, cuando salió el dato del INDEC, estimaban que el del último jueves iba a ser de una cifra. No sucedió.
Por estos días casi todo se mide respecto a las consecuencias que puede tener en la elección general del 22 de octubre. Lo que se dice y lo que no se dice, lo que pasa y lo que no pasa. Cómo impacta en los votantes, que son los que definirán quién es el próximo presidente. La política gira alrededor de la elección.
La inflación es uno de los datos más importantes en este contexto porque degrada el poder adquisitivo, impide que muchas personas lleguen a fin de mes y genera un mal clima en la sociedad. Sin embargo, en el peronismo entienden que el aumento está “naturalizado” porque desde hace tiempo la gente sabe que el cierre del año será complejo debido a los aumentos. No hay sorpresa.
La teoría que tienen es que el daño electoral de la inflación ya fue provocado. No se profundizará por mes más de dos dígitos. Quizás el impacto concreto solo pueda caer sobre los indecisos, pero no sobre el núcleo de adhesiones que le da volumen a la base electoral. Al menos, así lo consideran.
Además, destacan la importancia de que la gente “tenga trabajo”, más allá de que aceptan que muchos sueldos no alcanzan a cubrir el mes. Ya lo dijo la vicepresidenta Cristina Kirchner en alguna oportunidad, cuando aseguró que la gente tiene trabajo pero no de calidad, porque los sueldos son bajos para el costo de vida del país.
“La gente está conviviendo con la inflación desde hace tiempo. Está acostumbra. Pero no deja de ser un tema que le pega. Pero respecto a la elección no va a cambiar. El 80% de la gente ya decidió. Las cartas están echadas”, reconoció uno de los dirigentes más influyentes de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).
El planteo es extraño porque implica que 25 puntos de inflación en dos meses casi no tendría impacto en la decisión del electorado, castigado por el aumento y el desequilibrio de precios que hay en el país desde hace largos meses. Incluso, en Unión por la Patria (UP) afirman que recuperaron votos en los barrios populares, donde muchos ciudadanos acompañaron con su voto a Javier Milei y en dónde se siente con fuerza el aumento de precios por el bajo poder adquisitivo que tienen.
Un intendente del interior bonaerense se mostró en sintonía con el planteo del dirigente social. “No es una novedad. La gente ya tiene incorporado el aumento de precios. Genera bronca pero no define nada en términos electorales. Ni genera crisis social ni frena la economía”, reflexionó. Esa es la línea de pensamiento que, mayoritariamente, atraviesa al espacio político.
La idea que flota en el peronismo es que hay un “acostumbramiento” a la suba de precios en un año que, de principio a fin, estuvo marcado por la alta inflación. Queda poco tiempo para saber cuál es la sensibilidad con que la dirigencia percibió el impacto de los problemas de la economía en la gente y cómo la sociedad reacciona frente a las propuestas de los tres candidatos que compiten por el poder.