El legado de Eva Perón en la organización política
Desde la Fundación Eva Perón hasta la creación del Partido Peronista Femenino, Evita se destacó por su rol como organizadora y mujer de acción. Su mito vive hasta hoy en la cultura, la sociedad y la política.Evita nació el 7 de mayo de 1919
Su militancia junto a Juan Domingo Perón fue gradual. Antes de ser Primera Dama lo acompañó en la campaña. Con las elecciones ganadas su rol comenzó a crecer. Su pasión, y una capacidad expresiva muy particular, le permitió establecer lazos con todos los sectores postergados que intentaban establecer vínculos con el gobierno. Era incansable.
Eva intervino en 1946 la Sociedad de Beneficencia y la entidad perdió el control de hospitales y hogares. La institución le había negado la conducción que le correspondía como Primera Dama por su origen “bastardo”. Esa adversidad le dio impulso a la Fundación Eva Perón, presidida por ella misma, para hacerse cargo de las problemáticas de los humildes.
El manejo de la institución le permitió desarrollar una política social paralela y complementaria al gobierno construyendo hospitales, escuelas, casas, barrios, hogares de tránsito, de niños, ancianos, hoteles para las vacaciones de las familias obreras y proveedurías, entre otras cosas.
Ya como un gobierno consolidado, el movimiento peronista buscó ampliar su representación política. Conviviendo con la estructura del Partido Justicialista surgieron los centros cívicos femeninos. Estos núcleos, en principio, fueron los que reunieron la ayuda que se recibía desde la fundación. Eran casas o clubes manejados por mujeres que lo administraban en cada lugar. Evita misma trabajó en construcción de la rama femenina, una tarea que le llevó meses porque cada lugar del país tuvo su representación y ella coordinó hasta los mínimos detalles.
Posteriormente los centros de base fueron lugares de aprendizaje de artes y oficios, educación auxiliar, enfermería y otros tipos de ayuda. Eva les mandaba cartas de agradecimiento y estaba presente desde Buenos Aires a través de una representante elegida personalmente por ella. Esta red organizada territorialmente en todo el país iría madurando hacia una organización política mayor: el Partido Peronista Femenino.
La dirigente se puso al hombro la campaña por el voto femenino en 1947 e intento sumar a las sufragistas y feministas infructuosamente. La ley 13.010 finalmente se promulgó el 23 de septiembre de 1947.
Este avance de derechos para las mujeres le significó a Eva trascender el plano de la ayuda social para jugar directamente en la política.
Luego de la reforma constitucional que habilitó a Juan Domingo Perón a presentarse para un segundo mandato, Evita fue clave en las elecciones de 1951.
«Si con ese esfuerzo mío, conquisté el corazón de los obreros y de los humildes de mi patria, eso ya es una recompensa extraordinaria que me obliga a seguir con mis trabajos y con mis luchas. Yo no quiero otra cosa que este cariño», afirmó Eva ante una multitud de trabajadoras y trabajadores que proclamaban su candidatura junto a la del General en la fórmula presidencial.
Finalmente no formó parte de ninguna lista pero en las elecciones el rotundo triunfo del oficialismo llevó su marca y la del Partido Peronista Femenino.
Como millones de mujeres, Evita votó por primera vez pero lo hizo desde la cama, su enfermedad ya estaba muy avanzada. Las mujeres asistieron masivamente a votar, con una participación superior al 90%. En la Cámara de Diputados resultaron elegidas 23 diputadas (15,4% del total), mientras que 6 senadoras tendrían una banca en la Cámara alta (20%). Eva con su armado legitimó el ingreso femenimo en la política y amplió la base de sustentación del peronismo, una experiencia en única e irrepetible. Las mujeres llegaron de manera excepcional a esta primera elección y el resultado de su movilización e incorporación al peronismo puede medirse en el 63,97% de votos femeninos que obtuvo el partido oficial. Las mujeres superaron en cantidad de votos peronistas a los varones en todos distritos.
También en 1951 salió su primer libro, “La razón de mi vida”, que se transformó en uno de los pilares del peronismo. Fue un relato contundente de su historia y su pasión política.
Afortunadamente, Evita pudo ver su obra material y espiritual hacia el movimiento peronista y la Argentina.
Luego de un tiempo largo de batallar contra un cáncer de útero, el 26 de julio de 1952 murió. En ese mismo momento nació el mito que hasta hoy vive en la cultura, la sociedad y la política.