Comienzan 70 días de tensión política y económica: efecto Milei, desafío de Bullrich y doble prueba para Massa
El triunfo del libertario quebró el tablero y reconfigura las campañas. Bullrich debe rearmar la interna. Y Massa, candidato y ministro, quedó tercero. Todos, separados en el escrutinio por menos de 3 puntos: fragmentación y crisis de los aparatos, camino al 22 de octubre
El resultado de las PASO acaba de colocar en la superficie una realidad que se desesperaban por desentrañar consultores y candidatos, en la previa y sin mucho éxito. Los números impactan por el triunfo de Javier Milei y porque desarman el tablero, pero no despejan el panorama. Empieza ahora un muy largo camino de 70 días, con previsible e inquietante tensión política y económica, hasta la primera vuelta electoral, el 22 de octubre. Se combinan la fragmentación -con los tres principales candidatos separados por menos de 3 puntos-, el fracaso de los aparatos políticos más armados y la disociación entre la señal nacional y el mensaje de los triunfos provinciales, ratificada ayer mismo.
El resultado representa un enorme sacudón para Juntos por el Cambio y un muy duro golpe -histórico, realmente- para el peronismo reunido en Unión por la Patria. Se trata además de porcentajes que la planilla muestra de manera apretada. Milei redondeó un triunfo resonante que rompe el pizarrón de los diseños de campaña, pero lo hizo sumando el 30,04%. Un escalón más abajo terminó JxC, en una pelea que ganó Patricia Bullrich sobre Horacio Rodríguez Larreta, con 28,27% en total, y más atrás Unión por la Patria, con 27,26% y Sergio Massa sin la corona de candidato más votado individualmente. El segundo y tercer lugar dicen mucho más por su significado que por el escaso margen de diferencia.
El panorama dislocado respecto de las expectativas ajustadas a la lógica tradicional superó incluso la idea original de los “tercios”, con cifras más o menos cercanas pero que colocaban a Milei en el segundo o tercer escalón. La economía, y los mercados en particular, pondrán a la vista cómo pega el resultado a partir de hoy. Mañana, además, se conocerá el IPC de julio. La inflación ya mostraba aceleración ese mes y más en lo que va de agosto. Es la cuestión más sensible.
La fragmentación es un elemento central de la postal que dejan las PASO. El tema es cómo sigue la secuencia. No es el único dato fuerte, con escasos antecedentes: los representantes de las estructuras más poderosas cosecharon derrotas, internas o generales. Massa contó con el apoyo de gobernadores, jefes sindicales, movimientos sociales. Cristina Fernández de Kirchner expuso aval público apenas coronada la lista, pero luego recurrió al silencio. Se impuso ante Juan Grabois, que jugó a contener el voto K duro. Pero en la general, terminó tercero detrás de Milei y JxC.
En la coalición opositora, Bullrich expuso una campaña austera. Y enfrente, estuvieron el jefe de gobierno porteño, buena parte de la UCR, la Coalición Cívica y algunos otros sectores. Jugó con una franja del radicalismo y contó con menos despliegue de estructuras. Por supuesto, el tema es ahora restañar la interna, como primer paso.
Otro elemento significativo es que quedó ratificada la disociación entre los triunfos a escala provincial -es decir, el poder efectivo en cada distrito- y este resultado nacional de las PASO. Ayer mismo, con mayor o menor margen, se agregaron ejemplos. Milei se impuso como candidato en la mayoría de los distritos. Pintó el mapa con sus colores. Pero el peronismo se impuso en las PASO por las gobernaciones en Buenos Aires, sin que le sobre nada, y en Catamarca, con comodidad. El kirchnerismo perdió Santa Cruz: golpe también simbólico, a manos de un tejido opositor local. Y JxC sumó un récord en las primarias porteñas -casi el 56% entre Jorge Macri y Martín Lousteau, en ese orden- y se impuso en Entre Ríos, con Rogelio Frigerio ganando la interna.
Se verá si eso entra en juego como parte de la campaña. En la enorme mayoría de las 18 elecciones previas, Milei buscó mostrarse al margen. Se hablaba del arrastre personal del libertario y no de sus socios en cada provincia. Resultó llamativo, en cambio, que ayer fueron comicios simultáneos con las PASO nacionales y no se produjo un efecto arrastre determinante.
Como dato más tradicional se añadió el corte de boleta, notable en la provincia de Buenos Aires para gobernador y en muchas intendencias. Son todos elementos que entrarán en juego en la extensa batalla que acaba de arrancar camino a octubre. Es un una disputa reconfigurada. Por lo pronto, los candidatos dieron algunas señales ayer mismo y seguramente dedicarán más de un día a diseñar estrategias para la primera vuelta.
Milei expuso anoche, en el clima de festejo, un discurso duro contra la “casta” política y añadió pinceladas sobre sus consignas de gobierno, para contrarrestar la idea de un voto propio exclusivamente “contra”, es decir, sin propuesta. Ese es el punto: cómo hacer equilibrio o combinar los dos elementos, frente al interrogante que supone también el desenganche entre el extendido triunfo nacional y la realidad de las provincias. Parece claro que lo que estará en juego es el sentido de su cosecha. Dicho de otra manera: si únicamente canalizó en las PASO el enorme malestar por la crisis de arrastre, como expresión de castigo, o si lo afianza y amplía en octubre.
Bullrich dio el primer paso de campaña sobre el escenario del búnker unificado. Estaba previsto, aunque con un panorama diferente al esperado, no en la interna sino en la general. Los gestos para rearmar el frente doméstico con Rodríguez Larreta seguirán en estos primeros días, entre la satisfacción por el triunfo y la visible preocupación por el efecto Milei. Es probable que se evite ir al choque de calificativos con el líder de La Libertad Avanza y, en todo caso, se apunte a hacer eje en el “volumen” para la gestión, con “territorio” y peso legislativo. Las elecciones de septiembre toman así sentido adicional: se juegan Santa Fe, Chaco y Mendoza.
Massa, en cambio, tiene desafío diferente y doble. La primera señal fue el discurso de anoche, con eje en la consigna de crear una “nueva mayoría” para polarizar con Milei, cara del espacio más amplio en el que se buscaría incluir como expresión secundaria a Bullrich. Los días y las horas corren para él de un modo diferente por su condición de jefe de Economía y casi única referencia de la gestión. CFK prolongó su distancia. También, Alberto Fernández, aunque su presencia era eludida expresamente.
Todos coinciden en que este lunes arranca una pelea diferente, otra historia. Un dato cierto en medio de nuevas incertidumbres.