Mario Riorda: “Javier Milei se está consolidando como ganador incluso en una segunda vuelta”
El analista explicó que se trata de una tendencia que empezó a gestarse hace 15 días. En un escenario de tercios, a quién le saca más votos: ¿al kirchnerismo o a Juntos por el Cambio? Los antecedentes regionales y qué peso pueden tener los aparatos partidarios para frenar una ola libertaria
El analista político Mario Riorda aseguró que en los últimos 15 días empezó a detectarse una tendencia que no aparecía en las últimas mediciones de opinión pública: la posibilidad de que el libertario Javier Milei pueda ser el precandidato más votado en las PASO a presidente, en las generales e, incluso, en un eventual balotaje.
En un escenario de tercios, inestable y en movimiento, el líder de La Libertad Avanza, compite con el oficialista Frente de Todos y con la oposición de Juntos por el Cambio. “El pronóstico es que cualquiera de los tres pueden ganar y cualquiera de los tres puede perder. Pero el tercio de Milei ha crecido hoy para ubicarse como el que más chances tiene”, explicó.
Y agregó: “Hace cuatro meses que este tercio, el de Milei, no para de crecer. Ya es el candidato más votado en las PASO -potencialmente habrá que verlo-, es el ganador de manera individual en la totalidad de los escenarios de primera vuelta, y es el ganador de la totalidad de los escenarios de segunda vuelta”, afirmó el director de la maestría en Comunicación Política de la Universidad Austral.
Para Riorda, en este 2023 se está produciendo la descomposición del sistema de dos coaliciones político-electorales que competían con chances ciertas de victoria, al menos los últimos dos períodos presidenciales. Se trató de un bicoalicionismo que estaba ordenado en base a un liderazgo preponderante que surgió, después del 2001, cuando se produjo la anterior ruptura del sistema de partidos.
“Tenemos un sistema tripartidista si lo miramos nacionalmente. Pero si incorporamos la mirada distrital o provincial, evidentemente ya hay un multipartidismo absolutamente sui generis. Las elecciones de Neuquén y Río Negro mostraron particularidades muy novedosas, porque los partidos se rompieron abajo, al estilo mexicano, y nacieron nuevas conformaciones políticas”, explicó Riorda.
El analista describió que este movimiento de tercios, que empezó a tomar forma hace más de un año, adquirió una dinámica que no necesariamente depende de los protagonistas, tanto de los candidatos como de los líderes que, sin estar sus nombres en las listas, intervienen igual en el proceso electoral.
Los últimos tres presidentes, Alberto Fernández, Mauricio Macri y Cristina Kirchner, confirmaron su decisión de no competir. Pero por sí mismos, o por intermedio de otros, intentan retener liderazgos y apadrinar con un formato más sutil a sus alfiles. Vedados los tuits y videos consagratorios de candidaturas, la alternativa es acercar recursos humanos, simbólicos y económicos a los “favoritos”. Daniel Scioli, Patricia Bullrich y Eduardo “Wado” De Pedro pueden ser tributarios de ese juego, aunque cada uno proclame dosis de independencia.
Para Riorda, las tres fuerzas que disputan el poder experimentan movimientos definidos: el Frente de Todos (o como se llame el oficialismo en el futuro) con cierta estabilidad; la oposición de Juntos por el Cambio en descenso, y los libertarios de Javier Milei manteniendo un ascenso vigoroso y persistente.
“No son tercios estables, son tercios que tienen una triple dirección: uno de estabilidad, el otro de descenso y el otro de ascenso”, explicó el analista y también presidente de la Asociación Latinoamericana de Investigadores en Campañas Electorales (ALICE)
Cada cual atiende su juego
¿Ahora cómo se dan esas dinámicas hacia dentro de cada coalición? El Frente de Todos navega una etapa de tensión y se encamina a una PASO inevitable aunque todavía no sea reconocida como tal por la dirigente más gravitante que tiene el espacio: Cristina Kirchner. Riorda consideró que la alianza de gobierno “ya perdió todo lo que había por perder, que fue mucho, y se quedó en un tercio literal de la intención de voto, independientemente de quién lo pueda representar”.
Para el analista, una señal de haber llegado al piso del deterioro fueron los resultados de los comicios provinciales. En las ocho elecciones a gobernador -salvo en Jujuy, donde ganó el candidato del radical Gerardo Morales- los oficialismos peronistas y sus aliados ganaron con cierta comodidad: “Ese resultado visualizó que, más allá de lo mal que está el Gobierno y lo mal que está la ‘marca’ Frente de Todos, no está en cero ni va a bajar mucho más de lo que ya bajó”.
Más allá de la opinión de Riorda, la coalición oficialista es la que tiene mayor riesgo de perder competitividad electoral en caso de que la economía se complique en estas tres semanas antes del cierre de listas y en las 10 semanas que quedan hasta las PASO del 13 de agosto.
Un dato que se superpone al análisis cualitativo del académico de la Universidad Austral es el resultado del Índice de Confianza en el Gobierno (ICG) de mayo, una encuesta que elabora Poliarquía para la Universidad Torcuato Di Tella y que es seguida con interés por el denominado “círculo rojo” de políticos y empresarios. “El ICG de mayo fue de 1,13 puntos, con un aumento de 5,8% respecto al mes de abril”, indicó el trabajo.
“La leve mejora, estadísticamente no significativa, de mayo mantiene al índice en los niveles más bajos de la gestión de Alberto Fernández, y uno de los menores de la serie histórica en general. Respecto del componente Evaluación general del gobierno, para observar un puntaje más bajo debe retrocederse a diciembre de 2002, durante el gobierno de Eduardo Duhalde”, detalló el informe. Un resumen bastante explícito del estado de situación del Gobierno.
Pero yendo al segundo tercio, el de Juntos por el Cambio, es allí donde Riorda encuentra un punto crítico “Es el tercio que ha empezado a descender con una tendencia bastante preocupante. Hay análisis que evalúan que quien podría quedar afuera es el Frente de Todos, pero en términos de votos hoy tiene la misma probabilidad de quedar como tercera fuerza y sin entrar al balotaje Juntos por el Cambio”.
“Hace un año, Horacio Rodríguez Larreta tenía la mejor imagen del país y daba la sensación que podía ganar la elección con cierta comodidad. Incluso cuando él empezó a bajar, la competencia interna con Patricia Bullrich sumaba entre 37% a 40% de intención de voto. Hoy esa sumatoria está entre 22 y 26 puntos. Y entre ellos hay un empate técnico”, explica el consultor.
Para agravar el cuadro, el tono de la interna -”pegar debajo del cinturón”, como lo definió Néstor Grindetti- empezó a provocar diferenciaciones que dificultan que, el votante de Bullrich, si pierde, vaya a votar por Larreta, y viceversa. “Cualquiera de los dos que gane en las PASO puede perder votos en la primera vuelta. Si la que queda en el camino es Bullrich, será en favor de Milei”, planteó.
Es un peligro que ya fue detectado en los equipos de campaña de los dos antagonistas principales de Juntos por el Cambio, pero que todavía no tomaron ninguna decisión para moderar las tensiones que se acrecentaron cuando ni siquiera empezó la campaña ni están resueltas las listas.
¿Habrá lista única de senadores y diputados nacionales? ¿Y en los municipios? Infobae preguntó a cinco fuentes políticas calificadas y ninguno tenía certeza de cuál sería el formato a adoptar: internas en todas y cada una de las categorías o sólo presidente y gobernador.
De este escenario inestable se alimenta el último tercio, La Libertad Avanza de Javier Milei. “Hace cuatro meses que este tercio no para de crecer, de uno u otro modo. Ya es el candidato más votado en las PASO -potencialmente habrá que verlo-, es el ganador de manera individual en la totalidad de los escenarios de primera vuelta, y es el ganador de la totalidad de los escenarios de segunda vuelta”, afirmó Riorda.
“Esto acaba de empezar a gestarse hace aproximadamente 15 días. En las mediciones quincenales o semanales hay movimientos de esta naturaleza que se empiezan a consolidar”.
Para el titular de ALICE, la fuerza de Milei primero absorbió los votos desencantados del Frente de Todos y ahora, según su análisis, estaría en la etapa de absorber los de Juntos por el Cambio.
“Después de una caída que tuvo -que fue un punto es específico- por la utilización de viáticos oficiales y cuando habló de la venta de órganos, después de eso, empezó a rebotar y a crecer sistemáticamente. Nunca mejoró del todo su imagen, pero sí empezó a recuperar votos”, consideró el asesor.
Pero el analista y politólogo puso un asterisco que expone al mismo tiempo la consistencia de toda la clase política: “¿Afecta la imagen para la competitividad de Milei? La verdad es que no, porque ninguna dirigencia nacional tiene diferencial positivo y, la mayoría, tiene lo que se llama diferencial negativo agravado, que es dos partes de negatividad por una parte de positividad”.
Aunque en principio el voto típico del líder libertario era joven, varón y de clase media a media baja, esa morfología empezó a registrar alteraciones. Riorda, en ese sentido, resaltó que el electorado “tuvo inicialmente una composición marcadamente juvenil e ideológica, pero hoy ya no es ni solo juvenil, ni sólo ideológica”. En línea con eso, Joaquín De la Torre explicó en más de una oportunidad en privado y también en público que el diputado y precandidato presidencial libertario estaba captando votos en las barriadas del primer y segundo cordón del conurbano bonaerense.
“Milei es el cauce de la catarsis nacional. No tiene una articulación ideológica coherente pero sí tiene un voto de gente hastiada, que vota con ira o con enojo. Muchísima gente lo vota simplemente por descontento, porque quiere que rompa algo, sin saber qué podría armar o rearmar. Un estudio cualitativo hace unos días dio esto: un núcleo de gente lo votaría simplemente como castigo, para que rompa todo hoy, sin saber si va a hacer bien o mal. Lo único que sí sabían es que lo que está en la política hoy era malo”.
Antecedentes internacionales
Para el analista, Milei puede reproducir en Argentina los mismos fenómenos que se registraron en otras elecciones presidenciales que ocurrieron en América Latina post pandemia. “Cuando uno mira la experiencia internacional de las campañas electorales, cada vez que se rompe el sistema de partidos, casi siempre llega el balotaje una fuerza radicalizada. No quiere decir que gane, pero llega a la segunda vuelta”.
Los ejemplos más nítidos fueron Gabriel Boric, en Chile, que le ganó en diciembre de 2021 a José Antonio Kast. El dirigente de izquierda y de origen estudiantil ganó en segunda vuelta con un derechista. Ninguno de los dos pertenecía a las coaliciones a las que pertenecieron los últimos presidentes, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera.
Y en junio del año pasado, el izquierdista Gustavo Petro le ganó al ultraliberal y trumpista Rodolfo Hernández, que había llegado sin el apoyo del poderoso uribismo del Centro Democrático.
Para Riorda la experiencia chilena puede ser más efectiva para explicar el contexto. “¿Cuál es el peso de las estructuras partidarias? Insignificante cuando hay enojo, cuando hay voluntad de castigo. Chile es el gran ejemplo, porque ganaron dos personas sin estructura, eran dos personas que no representaban a los partidos tradicionales, que llegaron al balotaje Kast y Boric”.
Así como las experiencias regionales exponen la dudosa efectividad de las estructuras o aparatos partidarios para impedir la llegada a una segunda vuelta electoral de un Milei, en la Argentina ese desafío se da, sobre todo para Juntos por el Cambio, con un nivel de desorden y tensión peligroso.
“Milei tiene hoy 20% de intención de voto en la provincia de Buenos Aires, algo parecido en la ciudad de Buenos Aires, 30% en Santa Fe, 27% intención de voto en Córdoba y 31% intención de voto en Mendoza”, explicó Riorda. Son los mismos distritos donde hay más votos y donde JxC vive con más agresividad sus internas.
En la provincia de Buenos Aires, Diego Santilli y Néstor Grindetti protagonizan una disputa áspera; Santa Fe, Carolina Losada embistió con dureza contra Maximiliano Pullaro; en Mendoza, Omar De Marchi va a elecciones en contra de Alfredo Cornejo; en la ciudad de Buenos Aires Larreta aceptó declarar a Jorge Macri candidato único del PRO después de un desgaste con el propio Mauricio Macri; y en Córdoba, los coqueteos con Juan Schiaretti llenan de furia a los cordobeses. Los 5 distritos concentran el 65% de los electores habilitados para votar, 22 millones de votos.
“El peso de las estructuras o la mediación de la representación partidaria mucho más en elecciones nacionales tiene una incidencia más discreta de lo que uno creería”, argumentó el analista sobre la verdadera gravitación que puede tener, en una elección, la ausencia de punteros, fiscales e incluso candidatos representativos locales.
Más allá de las especulaciones, Mario Riorda reprodujo una anécdota pertinente: “Un emperador romano convocó a un concurso de cantantes y solamente se presentaron dos. El primero lo hizo tan mal que, automáticamente, decidió premiar al segundo sin escucharlo. Lo que está sucediendo suele pasar: cuando hay mucho descontento, los electores no se ponen a evaluar qué tan bueno es el segundo, les alcanza con saber lo malo que es el primero”.
Antes que malo conocido, alguien nuevo por conocer.